Claire protege la justicia con la fuerza de su uniforme azul para descubrir que la organización policial arraiga los mismos valores de corrupción que sus perseguidos, llevando ciertos sucesos el germen que la arrojará al otro lado de la ley.

Sebastián, un empleado burocrático, recibe de improviso la herencia de una organización dedicada al manejo de dinero azul, disponiendo de los valores sociales para negociar dentro mismo de la honesta lógica a la hora de definir rumbos inmediatos.

Mr. Hegel, Guntran y Jean-Pierre manejan el proceso de distribución del metálico exponiendo su integridad de manera digna, mientras que los agentes se ocultan en sus funciones para protegerse de los riesgos, sin revelar sus nombres mas allá de su cargo oficial.

Sumergidos en violentos sucesos, Claire y Sebastián recorren caminos de moral dudosa —pese a sus convicciones— donde reacomodan sus criterios para sobrevivir por sobre las dos organizaciones que desean utilizarlos, sabiendo que el juego planteado no tiene otro triunfo que acumular dinero.

En medio de la novela se despliega la filosofía de vida marginal, con sus leyes propias y los códigos éticos que anudan en su rumbo el paralelo social que justifica su proceder.